Buen día para hacer una "playlist" con todas esas canciones que te gustan. Con todas esas canciones que no sabes cómo se llaman, y que te pasas toda la vida buscando, y que un día, por pura casualidad, las encuentras. Y creo que al fin y al cabo, nosotros somos un poquito así. Nos pasamos la vida buscando algo que no sabemos cómo se llama, pero que sin embargo, lo tenemos en la cabeza, y en ocasiones, podemos visualizarlo, y que cuando crees que no vas a encontrarlo, aparece. Y eso es a lo que llamo magia. Y todavía puede ser mejor. Y sí, me refiero a cuando llega esa persona para salvarte cuando todo es un caos. Me refiero a cuando sales a la calle a correr, y cuando vas a parar -porque crees que no puedes más- esa emisora de radio que nunca has puesto, pero que ese día, por suerte o por desgracia tienes sintonizada, te pone esa canción. La canción. Y corres el sprint final. Ahora sí que estás muerto. En el suelo. Y ahora viene la parte en la cual, por pura casualidad, esa persona que llegó para salvarte -y te ha salvado- te da patadas mientras estás en el suelo. Entonces te preguntas que para qué te ha salvado si te ha vuelto a matar. Y con "matar" me refiero a que después de chafarte, se ha ido, y el detalle que más jode es que se ha ido sin ninguna explicación. Ahora te planteas que quizá ha sido culpa de esa puta canción, y que si hubiera durado menos, no te hubieras cansado tanto, y por lo tanto, no habrías acabado en el suelo, y él no te habría chafado, y no se hubiera ido y y y... Pero, lo mejor de todo es que esto no acaba aquí. Esto continúa. Le coges asco a esa canción. Decides no ver más a esa persona. No escucharla más. Ahora es trabajo del tiempo. Y mira si es puta la vida, que cuando pienses que estés bien, que nadie pueda romperte porque ya estas demasiado roto, estarás en el coche y por pura casualidad, no llevarás tu disco favorito de música, y tendrás sintonizada esa emisora de radio que nunca escuchas, y adivina... sí, empezará a sonar esa canción. Y te aseguro que los tres primeros segundos de canción, los tres primeros acordes, son los que más daño te harán. Y no querrás llorar, es más te intentarás autoconvencer de que no te duele y de que no te importa escucharla. Y eso no es todo, también por pura casualidad, mientras suene esa canción, en el siguiente paso de cebra te la encontrarás. Hablo de la persona que te salvó para volver a matarte y se fue. La verás sonriendo con otra persona. Y estarás mucho tiempo jodido. Te pondrás esa canción continuamente, hasta que pase tanto tanto tanto tiempo, que ya no te duela. La podrás escuchar sin llorar. Y cuando estés saliendo de todo ese infierno... ¡Descubrirás otra de esas canciones que no sabes cómo se llaman, pero que un día por pura casualidad, las encuentras! Conocerás a esa persona que prometerá curarte todas las heridas. Que prometerá ordenarte y encajar todos tus trozos. Y tú pensarás, que quizá esta sí sea tu canción. Que sea la melodía de tu vida. Arriesgaras. Y quién sabe.
La vida está hecha de acordes amores y errores.
Aunque llegues siempre tarde, yo siempre estaré esperándote.
sábado, 16 de noviembre de 2013
viernes, 8 de noviembre de 2013
Querido Noviembre.
Vamos a ver Noviembre con qué (y con quién) me sorprendes, aunque he de decir que los últimos meses la frase ha sido un poco diferente: "A ver con qué (y con quién) no me sorprendes." Ya que nada me sorprende, ni las personas. Me he acostumbrado. Y me alegro la verdad. Porque me he disgustado incontables veces con muchas cosas... y personas (que al fin y al cabo son lo mismo actuando como si no tuvieran sentimientos). Al final te acostumbras a toda esa mierda. Te acostumbras a estar así, sin ganas de nada. Y aún no sé cómo me va a soportar alguien cuando ni yo misma soy capaz de aguantarme un día entero. Y qué asco da el mundo últimamente. Fingiendo todos por la calle que son felices y que no tienen problemas. Y es todo mentira. Con lo bonito que es ver a las personas tristes, rotas, con sus cicatrices... ¿Pero qué más da? Estamos perdidos. Estamos perdidos cuando la persona que nos ha roto ya no puede curarnos, ya no puede ordenarnos.
Este mes he dejado entrar a mi vida a personas que en un pasado se fueron... Y cómo me voy a arrepentir en cuestión de días. Después me harán daño otra vez (como siempre. Pero en eso consiste, ¿no?) y meteré en el mismo saco a todas las personas, creyendo que son la misma mierda. Y qué. También tengo derecho a equivocarme. Por lo menos reconozco que soy yo la que intenta alejar a todos de mí. Y tal vez el problema sea yo. Lo reconozco. Pero a veces hay que ser un poco (mucho) egoísta, porque nadie nunca moverá un dedo por ti, y cariño, tienes que ganártelo.
Todos tocamos fondo alguna vez. Y es oscuro, y allí abajo no hay nadie, y da miedo, pero lo jodido es que tampoco hay nadie arriba para sacarte. Pero como dice mi querido Santi Balmes... La vida oscura es así. Qué grande. Y cuánta razón.
Más lágrimas me han caído que hojas al suelo este Otoño. Pero, de verdad no culpo a nadie. Y es algo que quiero que entendáis. Quiero que entendáis que todo esto no es culpa de nadie, ni siquiera culpa mía. No noto ni el sabor amargo del café por las mañanas, será que también me he acostumbrado... Qué triste tener que acostumbrarse a la vida. ¿He dicho alguna vez que me encanta beber café por las mañanas porque me recuerda al color de tus ojos? Me parece la forma más bonita de torturarme. Es algo parecido al infierno. O como al frío sin ti. Como a las noches sin tu voz. O como a la vida sin tu risa.
Querido Noviembre abriendo paso con el frío al desamor.
"Imagina cómo debo sentirme al verte marchar,
y ver que no te das la vuelta
ni siquiera para verme por última vez.
Te veo caminar,
en toda tu perfección,
y me falta voz
o quizá valor,
para poder gritar tu nombre."
viernes, 4 de octubre de 2013
La noche eterna sin fin.
Digamos que éramos tú y yo, o yo y tú, o quizás un "nosotros" o... no sé qué éramos. Quizás amor, poesía o simplemente una canción. Sólo sé que últimamente he estado pensando mucho en ti y en cómo sería todo si no estuviera ahora mismo en esta azotea. Me encanta este sitio, porque al igual que yo, siempre hay muchas otras personas aquí arriba mirando a los enamorados que pasean ahí abajo cogidos de la mano y mientras, lloramos, creando así una lluvia de lágrimas dulces que caen sobre todas esas personas (y de ahí los míticos besos bajo la lluvia). Hoy es una de esas noches que parecen interminables, de las que tu mayor deseo es morirte, o bueno, que estés aquí abrazándome como lo hacías antes, pero sé que esta vez, me empujarías, y si no lo hicieses tú, lo haría yo, porque no hay mayor infierno que ver tu sonrisa y que ya no sea yo el motivo. Cuando tu risa era la mejor canción del mundo, o cuando tus manos marcaban ese recorrido por mi cuerpo creando una estrategia hasta llegar a mi corazón (para después clavar tus pequeñas dudas, y acabar rompiéndome un poquito más).
Y yo no puedo seguir torturándome cada vez que llueva. Aunque me encanta que llueva. Me encanta, porque me recuerda a tu perfume, o bueno, al que tenías cuando estabas conmigo. Y me gusta salir a la calle mientras llueve, a empaparme un poco de ti, porque así siento que aún estás conmigo (o mucho más cerca por lo menos), y entonces, pienso en qué estarás haciendo en ese preciso instante, y me imagino que el olor a lluvia también te va a hacer pensar en mí. Porque supongo que yo también tendré olor a lluvia en tus recuerdos. Y por eso me encanta cuando llueve, porque creo que es el momento en el cual los dos nos pensamos (y nos encontramos).
Y creo que el error fue dejarlo todo antes de que me dijeras que fuera. Y no sé, que ya nada puede volver a ser como antes, porque yo ya no soy la de antes. Aunque quiera ser la persona de antes, la persona simple a la que le ilusionaba un cumpleaños de mierda. Que sólo podré perdonarme esto de destrozarme la vida, cuando consiga arreglármela (nunca). Pero... ¿para qué voy a querer pasar de página si es mi favorita? ¿Para que voy a poner un disco si sólo me gusta tu risa? Total, sólo quiero escribir la historia de amor más bonita. Para después quemarla. Y destruirla (y destruirnos). Y al final es todo un bucle. Sólo sangro por alguien que ni sabe ni quiere curarme. Soy una egoísta intentando olvidar a alguien que no quiero que me olvide. Y qué. Más me jode que el tiempo sea el culpable de quitarnos todo... ¿qué va a curar? Y encima se lleva el mérito. Menos mal que somos mortales, aunque tú quisieras convencerme de lo contrario.
¡Que no me va a dar tiempo a pasar mi vida a limpio! Y me estreso. Porque estás en todas las páginas escrito y con bolígrafo, por si fuera poco (y ahora es cuando me doy cuenta de porqué los profesores siempre quieren que escribamos de pequeños con lápiz). Después pienso en lo injusto que ha sido. Me parece injusto porque yo no me rendí, fuiste tú quién me mató en el intento.
Ya tengo asumido que soy un desastre y que cuando encuentre todas las piezas, me perderé yo, y que... ¡No sé por qué lo llamamos pasado si es lo más presente que tenemos! Vaya, ironías en forma de capicúa... Tampoco sé cómo ibas a matar monstruos por mí, si el único monstruo que había, eras tú.
Nos comemos la cabeza como si algo en esta vida tuviera sentido. Era como que nos queríamos sin saber querer... o algo así, ¿sabes? O como cuando apareces sin haber venido.Y después sólo puedes arrepentirte. Y arrepentirte. Y arrepentirte. Y otra vez más. Porque también somos lo que no decimos. También perdemos a quienes no hemos tenido. También nos duelen los recuerdos que no hemos vivido.
Que sí, que las mentiras son bonitas pero no tanto como para aferrarse a una toda la vida. Que yo tenía mucho miedo a perderte. Y lo superé. Perdiéndote...
Y así resumiendo, que lo peor que podía pasar, ha pasado. Lo peor no era que te fueses. Era que te fueras conmigo pero sin mí. No sé si me explico. Aún así, quiero que sepas, que sigo matando por ti, aunque seas quién me está matando a mí.
Me encenderé un cigarro, porque lo nuestro ya es ceniza, y me lo fumaré eternamente, que es lo que durará esta noche...
"Y ahora que te escribo,
quiero que sepas
que cuando no lo hacía
era mi forma de no reconocer
que te quería.
Mi única huida,
eras tú."
Si no te hubieras ido, yo no habría vuelto. Celia.
Y yo no puedo seguir torturándome cada vez que llueva. Aunque me encanta que llueva. Me encanta, porque me recuerda a tu perfume, o bueno, al que tenías cuando estabas conmigo. Y me gusta salir a la calle mientras llueve, a empaparme un poco de ti, porque así siento que aún estás conmigo (o mucho más cerca por lo menos), y entonces, pienso en qué estarás haciendo en ese preciso instante, y me imagino que el olor a lluvia también te va a hacer pensar en mí. Porque supongo que yo también tendré olor a lluvia en tus recuerdos. Y por eso me encanta cuando llueve, porque creo que es el momento en el cual los dos nos pensamos (y nos encontramos).
Y creo que el error fue dejarlo todo antes de que me dijeras que fuera. Y no sé, que ya nada puede volver a ser como antes, porque yo ya no soy la de antes. Aunque quiera ser la persona de antes, la persona simple a la que le ilusionaba un cumpleaños de mierda. Que sólo podré perdonarme esto de destrozarme la vida, cuando consiga arreglármela (nunca). Pero... ¿para qué voy a querer pasar de página si es mi favorita? ¿Para que voy a poner un disco si sólo me gusta tu risa? Total, sólo quiero escribir la historia de amor más bonita. Para después quemarla. Y destruirla (y destruirnos). Y al final es todo un bucle. Sólo sangro por alguien que ni sabe ni quiere curarme. Soy una egoísta intentando olvidar a alguien que no quiero que me olvide. Y qué. Más me jode que el tiempo sea el culpable de quitarnos todo... ¿qué va a curar? Y encima se lleva el mérito. Menos mal que somos mortales, aunque tú quisieras convencerme de lo contrario.
¡Que no me va a dar tiempo a pasar mi vida a limpio! Y me estreso. Porque estás en todas las páginas escrito y con bolígrafo, por si fuera poco (y ahora es cuando me doy cuenta de porqué los profesores siempre quieren que escribamos de pequeños con lápiz). Después pienso en lo injusto que ha sido. Me parece injusto porque yo no me rendí, fuiste tú quién me mató en el intento.
Ya tengo asumido que soy un desastre y que cuando encuentre todas las piezas, me perderé yo, y que... ¡No sé por qué lo llamamos pasado si es lo más presente que tenemos! Vaya, ironías en forma de capicúa... Tampoco sé cómo ibas a matar monstruos por mí, si el único monstruo que había, eras tú.
Nos comemos la cabeza como si algo en esta vida tuviera sentido. Era como que nos queríamos sin saber querer... o algo así, ¿sabes? O como cuando apareces sin haber venido.Y después sólo puedes arrepentirte. Y arrepentirte. Y arrepentirte. Y otra vez más. Porque también somos lo que no decimos. También perdemos a quienes no hemos tenido. También nos duelen los recuerdos que no hemos vivido.
Que sí, que las mentiras son bonitas pero no tanto como para aferrarse a una toda la vida. Que yo tenía mucho miedo a perderte. Y lo superé. Perdiéndote...
Y así resumiendo, que lo peor que podía pasar, ha pasado. Lo peor no era que te fueses. Era que te fueras conmigo pero sin mí. No sé si me explico. Aún así, quiero que sepas, que sigo matando por ti, aunque seas quién me está matando a mí.
Me encenderé un cigarro, porque lo nuestro ya es ceniza, y me lo fumaré eternamente, que es lo que durará esta noche...
"Y ahora que te escribo,
quiero que sepas
que cuando no lo hacía
era mi forma de no reconocer
que te quería.
Mi única huida,
eras tú."
Si no te hubieras ido, yo no habría vuelto. Celia.
viernes, 30 de agosto de 2013
A veces me pongo triste al pensar que no estoy contigo, pero después cuando reflexiono, me doy cuenta de que estoy mejor sin ti, porque no me haces ningún bien. Otras veces me pongo triste porque veo la lluvia caer desde mi ventana y no tengo a nadie con quien darme un beso bajo ella. Y otras veces simplemente estoy triste porque no estoy feliz. Simplemente porque me gusta la tristeza, porque es bonita y cuando la noche comienza, es la que mejor me besa. La tristeza siempre me recuerda a todo lo que debimos hacer y no hicimos. Y a lo que hicimos pero no debimos hacer. Total, que debimos querernos un poquito mejor y rompernos un poquito menos. Pero bueno, ahora ya da igual. Me da igual que me olvides. Pero no te olvides de que un día fuimos. O que más da, olvídate si quieres. Y al final no vives por el amor, pero tampoco mueres porque aprendes a vivir con ello (y joder qué putada). Y que venga de una jodida vez Septiembre, que no te voy a echar de menos. Que prefiero que me destroce la rutina a ver como te alejas cada vez más. Y es que al final ya no sé si querer olvidarte u olvidarme de quererte. Al final eso se queda en un "Olvidarme." ¿Cuántas veces me habré olvidado ya de mí misma? Unas 1.788.962.698.848.417 o así más o menos. Después pienso en cuando me sonrías, lo bonito que será (la vida, digo, eh). Y joder, ya sé que podría haberme enamorado mejor, pero ya sabes que nunca nunca nunca podría haberte querido más. Y no sé qué es eso de "No es olvidar, sino recordar sin que duela" ya que los recuerdos están hechos para hacer daño. Para hacer destrozos. Porque los recuerdos siempre vienen cuando estás apunto de olvidar, cuando estás apunto de pasar página. Qué inoportunos, los cabrones (e impuntuales). Ojalá nunca sepáis de qué hablo. Y con eso me refiero al jodido infierno que supone irse a dormir todos los días sin nadie a quién decirle que le quieres. Aunque es bonito escribir sobre toda la gente que no tuvo el valor suficiente como para quererse (ni bien ni mal, de la mejor forma que sabían) porque si lo hacían, la noche siguiente tendrían que escribir cosas tristes (y ahora mismo no sabéis de qué hablo, pero es triste). Que no te quiero pero sigo escribiendo nuestros nombres en el vaho de los cristales, ¿me entiendes? No estamos perdidos, simplemente nadie nos busca y estamos esperando a algo que no va a ocurrir. Que yo soy la primera que dice no esperar nada, pero no espero nada, y aún así no dejo de esperar. Y el tiempo pasa lento. Y se hace largo. Y por más mentiras que me digo, sé que a él le he dicho unas cuantas más. Todo queda en finales que se disfrazan con un "después." Al final ya, no inicio conversaciones porque no sé cómo voy a terminarla y no sé, ya dejo demasiadas cosas en manos del destino, paso de que me joda más, porque si puede acabar mal, acabará mal. Porque si algo puede salirme mal, me saldrá mal (o fatal, si cabe la posibilidad). Es gracioso porque ni lo que pienso, ni lo que digo se miran a la cara y es así es como vivo la mitad, porque estoy en medio y me desgasto. Y es que eres mi cigarro favorito, ya lo sabes. Te consumo y me consumes, me haces daño y no te dejo. Y... ¿cuándo dejaré de ser tan gilipollas? Ya sé que tengo que alejarme de los monstruos que no me han dejado ver, ¿pero sabes? Me gusta romperme en mil pedazos otra vez, cada noche, para (no) dormir cuando no estés, también sé que tengo que alejarme de los monstruos que no me han dejado de ver, pero ya no tengo a nadie que los mate por mí, así que prefiero que me coman. Porque ya me da(s) igual.
Adiós. Yo no disfrazo nada (Exceptuando las lágrimas. Me gusta disfrazarlas de sonrisas). Y bueno ese "me gusta" en fin, es más la necesidad que otra cosa.
Adiós. Yo no disfrazo nada (Exceptuando las lágrimas. Me gusta disfrazarlas de sonrisas). Y bueno ese "me gusta" en fin, es más la necesidad que otra cosa.
viernes, 9 de agosto de 2013
¿Cuánto dura un "después"?
No sé cómo empezar ésta entrada. Tampoco sé qué quiero escribir ahora mismo. Así que voy a improvisar un poco ya que hoy pinta noche de insomnio. Ya sabéis quién es éste insomnio, ¿no? He de deciros que por fin he descubierto a qué se debe éste insomnio, pero prefiero dejaros un poco intrigados y decíroslo después. "Después" ¿Os habéis dado cuenta? Esa frase la he acabado con un "después." Vaya, ni me había percatado del significado "después". ¿Cuánto dura un "después"? ¿Una hora? ¿Un día? ¿Cuánto? A veces una eternidad, ¿no? Sólo pretendo que reflexionéis y penséis en todos los "después" que os han dicho y no han llegado (todavía).
"Después hablamos, ¿vale?"- (Me dijo hace cinco meses).
Aunque si tengo que analizar todo lo que me dijiste... Podría empezar con los "Para siempre." Que sinceramente, ahora los veo una gilipollez. ¿Para siempre? Como si algo fuera eterno. Como si algo durara infinitamente. Ya podéis reíros. Que cada vez que me dicen "Para siempre" nunca duran suficiente.
Y ahora que estáis leyendo ésto de los "para siempre" seguro que habéis pensado en alguien que ya no está a vuestro lado. Y posiblemente esa persona sea vuestro insomnio. Y posiblemente esa persona esté rondando por vuestra cabeza todos los días.
La vida está llena de misterios y cada palabra, si la analizas es un puñal. Y como todos son misterios y miles de "cómo's" "cuándo's" y "por qué's" sin resolver, prefiero dejaros con la duda y ya más adelante os diré el porqué de mi insomnio.
miércoles, 7 de agosto de 2013
Que fuimos cobardes y demasiado fugaces.
Y romperme cada noche porque no estás a mi lado. Y joder cómo duele cuando abres las cicatrices que ya estaban cerradas. Y lo siento por no poder pagarte el alquiler de tus costillas. Lo siento por echarte de menos todos los putos días. Lo siento por sonreír cuando me hablas... ¡Lo siento, lo siento y lo siento! De verdad que siento quererte tanto. Y tanto que lo siento... Siento como me muero cada día por ti, siento como me voy consumiendo, siento como... ¿Pero qué más da lo que me pase a mí? ¿Qué más da cómo me sienta o lo que sienta? Y joder chico, cómo la lías con tus idas y venidas, con tus "te quiero" y ahora no me mires, con tus "eres mía" pero paso de tu culo. Y que yo por ese cabrón me partí la boca más de cien veces (y no me arrepiento) y lo más triste es que me la partiría cien veces más. Y tío, ¿no te das cuenta? Que estamos perdidos.
Estamos perdiendo.
Perdiéndonos.
¿No ves que aunque huya de ti siempre vas a estar dentro de mí? Siempre vas a llegar tarde, pero... ¿qué más dará? Yo siempre voy a estar esperándote.
esperándome.
esperándonos.
Y si lo hago es porque pienso que en el fondo todavía hay algo. Pero... ¿Acaso hay solución a éste vacío? Supongo que fuimos cobardes y demasiado fugaces.
ESPERO QUE LA PRÓXIMA VEZ SEAS MÁS VALIENTE Y TE SUELTES.
ESPERO QUE HAYA PRÓXIMA VEZ. O QUIZÁS NO. AÚN NO TE HE DICHO QUE NO HABRÁ PRÓXIMA VEZ.
miércoles, 31 de julio de 2013
¿A que no sabes donde he vuelto hoy?
Una noche más en la cual los cigarros y la música eran los protagonistas (y tú el insomnio). Y te pones a pensar en el día que has tenido y la única conclusión que sacas es que te odias a ti mismo y al mundo en general y que aún estando rodeado de gente, te sientes solo. Después haces cuentas. Y hay más cosas por las que dejarlo todo que continuar luchando. Y es que esto es una lucha contra gigantes.
Empieza a sonar esa canción (nuestra canción). Qué manera de machacarme escuchando esta canción, pero en el fondo todos somos un poco masocas y nos gusta hacernos daño. Aunque sólo sea para notar que estamos vivos. Y dime, ¿tú has llegado al punto de querer tanto que duele?
Al final te das cuenta de que el tiempo es la mejor medicina. Y no os engañéis porque el tiempo no cura, sólo que al final, te acostumbras al dolor.
Hoy he ido allí donde solíamos gritar.
Hoy he llorado allí donde solíamos gritar.
http://www.youtube.com/watch?v=tZapJzlivGY
Aún vive el monstruo y no hay paz. En los bancos aún están escritos todos los versos de "Héroes" con las faltas de un chaval. También siguen escritas nuestras dos iniciales con compás. Y es que el grito con nosotros morirá. (Espero poder escuchar algún día esta canción y no me duela tanto). Gracias Santiago Balmes.
sábado, 27 de julio de 2013
Ojalá.
¡Ojalá, ojalá y ojalá! Y al final sólo somos un mar de dudas. Y al final sólo somos un montón de ganas.
Y todo queda en "Ojalá's" que nunca llegan. Ya son muchos mensajes escritos (sin enviar). Ya son muchas sonrisas (y todas fingidas). Y es que los cambios siempre nos asustan, pero nos ayudan a que las cosas vayan mejor. O a peor. Y al final te das cuenta de que él es la excepción que pensabas que no existía.
LA EXCEPCIÓN QUE CONFIRMA LA REGLA.
Irte a dormir con la esperanza de tener un mensaje suyo de buenos días y desayunar pensando en el mensaje de buenas noches (que nunca me llega).
Y es que nos empeñamos en recordar lo que un día nos hizo daño (y nos hace más daño ahora que las cosas van peor). Pero me consuelo todos los días pensando que lo que tenga que ser mío nadie podrá quitármelo.
Y cuando entiendes eso de que "ser valiente no es sólo cuestión de suerte" te planteas tantas cosas. Y hablando de plantearte cosas, yo me planté en tu casa para dejarte una carta. Decidí ser valiente aún sabiendo que la suerte no jugaría a mi lado. Pero no importa que saliera bien o mal con la de tonterías que he hecho.
¡Ojalá, ojalá y ojalá! Ojalá algún día deje de pensar en "Ojalá's" y empiece a vivir un poco.
(Pero ya sabéis que todo lo que empieza con 1.000 sonrisas, acaba con 1.001 lágrimas. Y así os dais cuenta de qué jodidos son los "Ojalá".)
P.D.: Ojalá pueda perdonarme algún día. Ojalá pueda perdonarte algún día. Ojalá dejemos de echarnos de menos.
LA EXCEPCIÓN QUE CONFIRMA LA REGLA.
Irte a dormir con la esperanza de tener un mensaje suyo de buenos días y desayunar pensando en el mensaje de buenas noches (que nunca me llega).
Y es que nos empeñamos en recordar lo que un día nos hizo daño (y nos hace más daño ahora que las cosas van peor). Pero me consuelo todos los días pensando que lo que tenga que ser mío nadie podrá quitármelo.
Y cuando entiendes eso de que "ser valiente no es sólo cuestión de suerte" te planteas tantas cosas. Y hablando de plantearte cosas, yo me planté en tu casa para dejarte una carta. Decidí ser valiente aún sabiendo que la suerte no jugaría a mi lado. Pero no importa que saliera bien o mal con la de tonterías que he hecho.
¡Ojalá, ojalá y ojalá! Ojalá algún día deje de pensar en "Ojalá's" y empiece a vivir un poco.
(Pero ya sabéis que todo lo que empieza con 1.000 sonrisas, acaba con 1.001 lágrimas. Y así os dais cuenta de qué jodidos son los "Ojalá".)
P.D.: Ojalá pueda perdonarme algún día. Ojalá pueda perdonarte algún día. Ojalá dejemos de echarnos de menos.
martes, 16 de julio de 2013
Insomnio.
Eran las cuatro y veintitrés de la mañana. Otro día más en el que el insomnio se apoderaba de mí. "Insomnio". Insomnio que tenía nombre, apellidos, unos ojos color café preciosos y una sonrisa para morirse (y con morirse me refiero a "morirse" literalmente). Como siempre, no podía dejar de dar vueltas en la cama, aunque más vueltas me daba la cabeza, así que como de costumbre me levanté. Me preparé una manzanilla y un cigarro. Ahora era la parte en la cual me iba al balcón a mirar el cielo y las calles desiertas. Estaba todo en silencio menos el local de putas que había debajo de mi piso.
Y una vez más volvía a destruirme, eran amaneceres de autodestrucción. Pero esta vez no quería lo mismo de siempre. Quería salir de esa (asquerosa) rutina que me estaba consumiendo poco a poco como mi cigarro. Así que... ¿Qué mejor que empezar algo nuevo un día cualquiera? Hoy era el día. El comienzo del final. O el final de esta rutina que daría paso a un nuevo comienzo.
Me puse la música a tope. Me puse esa canción que sonaba el otro día en tu coche, la que cantábamos mientras buscábamos un sitio dónde aparcar la tristeza y la nostalgia. Sonreía mientras lloraba, una sensación muy rara, vaya. Tal vez me hacía feliz recordar que eramos felices pero me destruía el saber que estaba lejos de ti.
Se hicieron las seis entre baile y baile, sonrisa y sonrisa, lágrima y lágrima y grito y grito. Así que decidí ir a la cafetería del final de la calle. Tenía una cristalera preciosa, y mientras me tomaba mi café, veía pasar a la gente. Era divertido ver a ese chico agobiado como si llegara tarde a algún sitio, o a esa chica paseando al perro mientras este huía de ella, o a aquel señor que había madrugado para ir con sus amigos al parque y comentar el partido de fútbol de la noche anterior mientras jugaban a la petanca.
Y mientras analizo y observo a todas esas personas, un chico mientras pasa, me grita que sonría, que le acaban de despedir del trabajo y que estoy muy seria. No sabía muy bien qué hacer, así que salí de la cafetería y le dije que le invitaba a un café, que no importaba lo que pasara hoy porque era un día extraño y nada de lo que estaba haciendo era normal. Así que él me respondió que ya que era un día extraño, que me invitaba a perderme un rato por la ciudad, que él me invitaba a olvidarme un día entero del mundo. Yo acepté sin dejarle acabar la frase.
Lo que pasó ese día, queda en las calles de Madrid.
(Y esto es lo que pasó un día de Insomnio a las cuatro y veintitrés de la mañana queriendo romper la rutina que me llevaba a la ruina.)
domingo, 14 de julio de 2013
Cena para dos. Quizás mañana para uno.
Miércoles.
"Buenas noches, supongo que ya no vas a venir a cenar, ¿no? son las 12:03 minutos, un poco tarde, vaya. Hoy también había preparado cena para dos. Entiendo que hoy tampoco hayas venido, siempre andas un poco liada. Sabes que siempre estás invitada. Un beso."
Ya eran 175 noches que no aparecías.
Y yo siempre haciéndo cena para dos. Y yo siempre esperándote.
Y tú siempre escondiéndote en alguna excusa. Y tú siempre ausente como mi sonrisa (últimamente).
Para matar a quién dijo eso de "ojos que no ven, corazón que no siente." Ese no te conocía, ese no había visto tus ojos y mucho menos le había rozado tu pelo.
Ya eran 175 noches de invierno.
Y qué invierno más frío sin tus manos ni tus brazos. Y qué invierno más triste sin tus versos ni tus letras.
Y lo que más odio es que siempre tengo la esperanza de que una noche volverás. Pero volverás para siempre, para quedarte.
Y preparar cena para dos y saber que estarás, y saber que no me fallarás.
Ya eran 175 noches que cenaba solo.
¿Y sabes? Hoy hay cena para dos pero quizás mañana haya cena para uno.
"Buenas noches, supongo que ya no vas a venir a cenar, ¿no? son las 12:03 minutos, un poco tarde, vaya. Hoy también había preparado cena para dos. Entiendo que hoy tampoco hayas venido, siempre andas un poco liada. Sabes que siempre estás invitada. Un beso."
Ya eran 175 noches que no aparecías.
Y yo siempre haciéndo cena para dos. Y yo siempre esperándote.
Y tú siempre escondiéndote en alguna excusa. Y tú siempre ausente como mi sonrisa (últimamente).
Para matar a quién dijo eso de "ojos que no ven, corazón que no siente." Ese no te conocía, ese no había visto tus ojos y mucho menos le había rozado tu pelo.
Ya eran 175 noches de invierno.
Y qué invierno más frío sin tus manos ni tus brazos. Y qué invierno más triste sin tus versos ni tus letras.
Y lo que más odio es que siempre tengo la esperanza de que una noche volverás. Pero volverás para siempre, para quedarte.
Y preparar cena para dos y saber que estarás, y saber que no me fallarás.
Ya eran 175 noches que cenaba solo.
¿Y sabes? Hoy hay cena para dos pero quizás mañana haya cena para uno.
viernes, 28 de junio de 2013
Un Lunes más.
Lunes. Una semana más que había sobrevivido. Un día más que engañaba al despertador atrasándolo cinco minutos. Y qué jodido mal humor al despertar lejos de ti. Pasan los días, las semanas, los meses, incluso los años y no me acostumbro. Mi cama se queda vacía si no estás. Me gusta pensar en ti los primeros diez minutos al despertarme. Miro al techo fijamente, y después miro al lado izquierdo de la cama y te recuerdo. Recuerdo cuando dormías y me pasaba horas mirándote y cuando te dabas cuenta, me decías:
-Deja de mirarme que vas a desgastarme.- Y mientras (me) sonreías.
Los Lunes contigo siempre eran menos Lunes (ya sabes, menos infierno). Me acuerdo siempre de ti. Y joder, qué guapa estabas con el pelo hacia atrás. Y últimamente no sé ni quién soy ni sé a dónde voy. Me voy mil kilómetros de aquí (de ti) y llego al precipicio, y cuando voy a saltar... me echo atrás. Nos separamos y nos necesita(ba)mos. Qué ironía separarse cuando todo esto encaja.
Recordar(te) es una tortura diaria, pero es lo único que me hace sentir vivo.
Me acuerdo que me decías:
-Daniel, dulce como la miel.- Y después te reías y te escondías debajo de las sábanas de la cama esperando a que te matara a cosquillas (o a besos).
Todavía tengo las fotos que nos hicimos ese día enmarcadas en el salón, y saber que no voy a tener más fotos contigo, me mata. Que solo tú eras capaz de llevarme al cielo mientras tenía los pies en el suelo.
He llegado a la conclusión de que el cielo puede esperar. Pero no sé si el cielo me esperará a mí. Así que mañana igual es un día más o uno menos.
PD: Me acuerdo todos los días ti como te prometí. Espérame, quizás pronto estemos juntos otra vez. Te quiero.
-Deja de mirarme que vas a desgastarme.- Y mientras (me) sonreías.
Los Lunes contigo siempre eran menos Lunes (ya sabes, menos infierno). Me acuerdo siempre de ti. Y joder, qué guapa estabas con el pelo hacia atrás. Y últimamente no sé ni quién soy ni sé a dónde voy. Me voy mil kilómetros de aquí (de ti) y llego al precipicio, y cuando voy a saltar... me echo atrás. Nos separamos y nos necesita(ba)mos. Qué ironía separarse cuando todo esto encaja.
Recordar(te) es una tortura diaria, pero es lo único que me hace sentir vivo.
Me acuerdo que me decías:
-Daniel, dulce como la miel.- Y después te reías y te escondías debajo de las sábanas de la cama esperando a que te matara a cosquillas (o a besos).
Todavía tengo las fotos que nos hicimos ese día enmarcadas en el salón, y saber que no voy a tener más fotos contigo, me mata. Que solo tú eras capaz de llevarme al cielo mientras tenía los pies en el suelo.
He llegado a la conclusión de que el cielo puede esperar. Pero no sé si el cielo me esperará a mí. Así que mañana igual es un día más o uno menos.
PD: Me acuerdo todos los días ti como te prometí. Espérame, quizás pronto estemos juntos otra vez. Te quiero.
jueves, 27 de junio de 2013
Seamos.
Seamos como el invierno de fríos.
Seamos un verso de Pablo Neruda que algún día se convierta en un poema.
Seamos una canción de The Beatles y vivamos en un "Here comes the sun" (ya que no puedo pagarte el alquiler de tus costillas).
Seamos una acción poética que revolucione el mundo (casi tanto como la primera guerra mundial).
Seamos eternos, como el candado que pusimos en el puente Milvio de Roma jurando nuestro amor.
Seamos esa foto en blanco y negro del salón.
Seamos ese "De Madrid al cielo" que está escrito en ese puente donde un día nos perdimos (y nos encontramos).
Seamos esa noche del 1999 que llegó hasta Abril, esa canción de los años 80.
Seamos porque fuimos y tal vez somos.
Eramos un caos.
Eramos la mayor de las catástrofes (sobretodo cuando me sonreías).
Eramos nosotros.
Eramos... ¡Eramos, eramos y eramos!
No eramos nada pero eramos todo.
Seamos nada, porque nada, dura eternamente.
Seamos un verso de Pablo Neruda que algún día se convierta en un poema.
Seamos una canción de The Beatles y vivamos en un "Here comes the sun" (ya que no puedo pagarte el alquiler de tus costillas).
Seamos una acción poética que revolucione el mundo (casi tanto como la primera guerra mundial).
Seamos eternos, como el candado que pusimos en el puente Milvio de Roma jurando nuestro amor.
Seamos esa foto en blanco y negro del salón.
Seamos ese "De Madrid al cielo" que está escrito en ese puente donde un día nos perdimos (y nos encontramos).
Seamos esa noche del 1999 que llegó hasta Abril, esa canción de los años 80.
Seamos porque fuimos y tal vez somos.
Eramos un caos.
Eramos la mayor de las catástrofes (sobretodo cuando me sonreías).
Eramos nosotros.
Eramos... ¡Eramos, eramos y eramos!
No eramos nada pero eramos todo.
Seamos nada, porque nada, dura eternamente.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
.jpg)
.jpg)
.jpg)
.jpg)

